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Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires, Argentina Demetrio Iramain nació en Buenos Aires, en mayo de 1973. Es poeta y periodista. Tiene algunos libros de poemas publicados, otros permanecen inéditos, y algunos textos suyos integran tres antologías poéticas editadas en el país. Dirigió la revista Sueños Compartidos y actualmente, ¡Ni un paso atrás!, ambas de la Asoiación Madres de Plaza de Mayo. Es columnista de Tiempo Argentino y Diario Registrado. En radio, co conduce el programa Pra frente (P’frenchi), en la AM 530, La Voz de las Madres.

martes, 24 de abril de 2012

Magnetto, Repsol, perdieron el gasoil

España le baja el tono al conflicto. Para el FMI y el G-20, apenas una disputa bilateral.

Si “expropiar” es lo mismo que “confiscar”; si los trust de exportadores de soja son “el campo”; si la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sancionada por ambas cámaras con un margen holgado de votos, provenientes de distintos bloques legislativos, es lo mismo que “Ley de Medios K”; si garantizar la democratización del espectro comunicacional de radio y televisión, que como no es ilimitado necesita regulaciones estatales, significa que “TN puede desaparecer”, entonces estamos en presencia de otra cosa. 

Había que verlos el domingo a Mariano Grondona y Pablo Rossi corriendo por derecha a Nito Artaza. El Senador de la Nación por Corrientes parecía Rosa Luxemburgo de tanto discutir las quejas aireadas, insolentes, de sus entrevistadores, que lo increpaban sin ninguna clemencia por la decisión del bloque radical de acompañar en general el proyecto de ley que establece la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF, hasta hoy en manos de Repsol. “Pero nosotros somos respetuosos del voto popular”, se defendía el imitador Artaza. ¿Acaso es una posibilidad desconocerlo, una alternativa válida? ¿No sería un golpe eso, una maniobra destituyente? “¿Angelicales o cómplices?”, le preguntaba visiblemente incómodo, fastidioso, Rossi, por no decirle, palabras más, palabras menos, “tarados o encubridores, que no entienden que el golpe es la única salida posible”. 

Así estamos en la oposición de derecha, evidentemente aturdida por la decisión política del oficialismo, y la escasa adhesión que, por una vez, ha recogido entre sus empleados más dilectos detrás del mostrador de la representación democrática. Sugieren a dos voces un golpe destituyente; sueñan con un corte de rutas in eternum que desabastezca de productos esenciales las grandes ciudades, pero ya no hay quién les haga caso. La yerba mate sola no alcanza. “El Estado se quedó con más del doble del precio del barril del petróleo en una política muy parecida a la que se intentó aplicar al sector agropecuario con la resolución 125. Pero los petroleros no tienen la inserción social que sí tienen los productores rurales”, se lamenta, al borde del llanto, Joaquín Morales Solá. 

Evidentemente, no fue un buen negocio utilizar el dinero gastado en contratar periodistas y políticos afines a sus intereses, y no emplearlo en extraer más petróleo y gas de los yacimientos. De haberlo hecho, Repsol quizás podría argumentar más y mejor y pretender algún Euro en su disputa netamente comercial con el Estado argentino que ha decidido expropiarla. Pero no. Eligió el camino más corto y en vez de arribar al sitio más lejano al que podía aspirar, llegó a un punto sin retorno, de tasación más cercana a cero que a diez mil millones.   

Hasta el gobierno de España ha decidido bajarle el tono al conflicto y dejar bufando a Brufau. La ideología es la ideología, pero los negocios son los negocios. Para el gobierno del Partido Popular, la solución es ahora posible y depende del monto indemnizatorio que ambas partes acuerden. Clarín y La Nación se quedan así sin la tercera guerra mundial tantas veces anunciada. ¿Qué van a decir ahora? ¿Que Cristina guarda armas químicas para recuperar las Malvinas, acaso? 

A no desesperar, Magnetto: si la OMC, el Banco Mundial, el FMI, la CIA y el FBI yanquis desisten de aislar a la Argentina del mundo, será la SIP quien ofrezca altruista y solidariamente sus servicios a la libertad de prensa. Y de empresa, claro. A falta de una “Tormenta del desierto” de la OTAN sobre Buenos Aires, un buen consuelo es la columna de Mario Vargas Llosa en El País de Madrid. El PP, como la UCR, ¿“angelicales” o “cómplices” de La Cámpora?, se preguntan con un dejo de resignación los opinólogos que ya sabemos.

Mientras tanto, Lanata fumando espera que llegue el fin de ciclo K. Y no viene nunca.

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