cuando mi hermana cumplió 15 años
tuvo salón de fiesta, vestido rosa
mas una amiga suya eligió viajar... viajar...
para esa época yo ya era triste
en cambio: la hija de madre muerta y padre preso
ciudadana de un Estado que no está
(excepto la policía)
tiene 16 de edad
dos entradas en la cárcel y
mellizos sin amor ni novalgina
paridos en virtud de los derechos humanos
del niño no nacido
¿con qué lírica emocionada
afónica de silencio en la voz
podrán explicar esta injusticia o hiato
los poetas y tener mediana eficacia
o sea: que todos los hombres sepan y
se agarren el corazón a martillazos?
porque: el poeta no es un cronista
de la realidad pero el poeta es
un cronista de la realidad
la realidad que es y aún no
también escribe sus crónicas de
dicha y malapena a través de la poesía pero
el problema siguen siendo los poetas
si los poetas –digamos– hubieran hecho un
llamamiento a tiempo contra las plazas enrejadas
quizás habría calesitas con caballos
de crines celestes todavía
pero no
nada de eso:
“a niños que cometan delitos de adultos,
condenas de adultos” punto
tras muchos siglos de pensamiento y ciencia
el hombre sube de nuevo a los árboles
donde pajaritos se preguntan:
“¿y estos qué hacen acá?”
insisto: ¿qué vanguardia estética de
la retaguardia política podrá
narrar superficie y bajofondo
sin sangrar por las sienes sangre toda roja
espesa como suela o caldo que secó?
por lo demás morir es fácil
distinto es la vida
ejemplo: darío santillán que le tapaba con el dedo
el agujerito de la muerte a kosteki
mientras le decía: “dale, maxi, viví”
sin saber
sabiéndolo debidamente
que minutos después ambos morirían
allí sí hay pasto o pan para que la poesía beba:
el pueblo y sus tercas flores bellas
de barro en la raíz
pero yo digo los otros:
el señor del subterráneo los encargados de
todos los edificios de mi cuadra mi vecina
sin amor por las noches repitiendo
todo el santo día cómplices de culpa y cargo:
“dale la muerte, dale, dale”
. . . a Maxi y Dario.