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Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires, Argentina Demetrio Iramain nació en Buenos Aires, en mayo de 1973. Es poeta y periodista. Tiene algunos libros de poemas publicados, otros permanecen inéditos, y algunos textos suyos integran tres antologías poéticas editadas en el país. Dirigió la revista Sueños Compartidos y actualmente, ¡Ni un paso atrás!, ambas de la Asoiación Madres de Plaza de Mayo. Es columnista de Tiempo Argentino y Diario Registrado. En radio, co conduce el programa Pra frente (P’frenchi), en la AM 530, La Voz de las Madres.

miércoles, 1 de agosto de 2012

El nestorismo, etapa superior del magnettismo


En este video Maia Volvovinsky aparece al minuto y 2 segundos

















De un tiempo a hoy, ha surgido en el escenario político una nueva variante en la multiplicidad de expresiones de la férrea oposición al gobierno nacional, popular y democrático que encabeza la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: el nestorismo.
Si como dice el historiador Norberto Galasso “el evitismo es la etapa superior del gorilismo”, la exaltación de la figura de Néstor Kirchner en contraposición con la de su esposa y continuadora del mismo proyecto emancipador que el ex presidente iniciara en 2003, constituye la etapa cúlmine del magnetismo, expresión más sintetizada de la oposición por derecha al gobierno, aunque con una conveniente pátina popular.   
Extrañamente, tal absurdo político se propone fuente de toda argumentación ideológica de los menguantes sectores gremiales que, encabezados por Hugo Moyano, parecen haber decidido romper con la conducción de Cristina.
No obstante, de aquí a octubre se verá cuánto de definitiva tiene la enemistad. Las declaraciones cruzadas y lecturas contradictorias de la actual coyuntura verbalizadas por algunos dirigentes de ese segmento sindical, dejaron ver evidentes tensiones en su interior. Si bien expresan acuerdos con ciertos puntos del temario sectorial planteado por Moyano, algunos se preocupan por dejar en claro que su opción política sigue siendo Cristina. Y la presidenta ya dijo: ella quiere una CGT unida, en la que estén todos los gremios, también quienes hoy faltan. 
Privilegios gremiales
A propósito, días atrás la flamante Secretaria de Juventud de la UEJN, gremio de trabajadores judiciales dirigido por Julio Piumato, habló en representación de la agrupación Juventud Sindical Peronista en el acto que la CGT-Ferro realizó en el salón Felipe Vallese de la histórica sede de la calle Azopardo.
Maia Volcovinsky, tal su nombre, dio su discurso minutos antes de que lo hiciera Hugo Moyano. Sus fuertes críticas al gobierno nacional, en sintonía con las de sus jefes sindicales, dijo formularlas en representación de los “trabajadores” de la franja de menor edad.
Sin dudas, nadie podrá desmentir la juventud de Volcovinsky, pero, en estricto rigor, su condición de “trabajadora” es más discutible.
Desde que ingresó como efectiva al Poder Judicial, este aprendiz de dirigente goza de una licencia gremial extendida por el Ministerio Público de la Defensa , que le permite no cumplir horario ni prestar servicio laboral alguno en su dependencia, y dedicarse el día entero a militar sindicalmente para la organización que comanda Piumato.
Si bien muchos luchadores sindicales consideran impropia la dispensa, el privilegio de no prestar servicio porque se está en situación de representación gremial es una reivindicación conseguida a través de arduas luchas obreras y forma parte de los derechos adquiridos por la clase trabajadora: el reconocimiento de sus empleadores a la acción gremial.
Sin embargo, difícilmente pueda justificarse que tal beneficio sea aprovechado por una trabajadora de escasa experiencia sindical, que se encuentra en los albores de su carrera como trabajadora y sindicalista. Son los trabajadores y activistas  más experimentados quienes debieran acceder a la prerrogativa de no cumplir la pesada carga horaria del trabajo, para dedicarse enteros a la actividad militante.   
Antes de obtener su concesión, Volcovinsky era una “meritoria”, como se conocía en la Justicia a los “trabajadores” que prestaban servicio en los juzgados sin cobrar salario, ni contar con obra social y seguro ante eventuales accidentes de trabajo. Aquella histórica violación a los derechos laborales, que muchos aspirantes a ingresar a la Justicia no tenían más remedio que aceptar, no rige más en los Tribunales nacionales desde el año 2007, cuando la UEJN montó una Carpa en la Plaza Lavalle que fue levantada recién cuando la Corte Suprema firmó la Acordada que puso fin a tal aberración jurídica.  Desde entonces, Volcovinsky cambió su lugar de trabajo y pasó a una Defensoría, que previo acuerdo con la conducción del gremio paga mes a mes su salario.
En el resto del Poder Judicial no rige tal beneficio para los activistas sindicales. Los pocos representantes que gozan de licencia gremial forman parte de la conducción de la organización, que se hace cargo de sus sueldos mensuales. Para los demás delegados y hasta Secretarios de Comisión Directiva, rigen todas las tutelas sindicales, pero no el privilegio de la no concurrencia al lugar de trabajo.
Cuando Maia comenzó a cobrar un sueldo a cambio de militar para su gremio, la organización retribuyó sus servicios creando para ella un cargo en la Comisión Directiva , que desde el Congreso anual de representantes del año 2009 cuenta con un nuevo sillón en su estructura de conducción: la Secretaría de Juventud, hasta entonces inexistente.
El ejemplo de Tosco
Evidentemente, la diferencia entre el segmento sindical que Moyano y ahora Volcovinsky expresan, y la presidenta Cristina, obedece a profundas discrepancias ideológicas, que se enuncian, entre otras, en la visión que unos y otra tienen sobre la práctica sindical y la ética del trabajador que decide recorrer el arduo camino de la representación de sus compañeros.
Esas divergencias son las que llevan a Julio Piumato a twittear conceptos tan ligeros como el siguiente: “Los progresimios tiene (sic) lógica binaria. No aprendieron nada de Perón ni de Evita”.
El binario es él. Es su alto muro ideológico el que le impide ver más allá de la experiencia del periodo 1946-1955 y comprender que la sintonía fina no es ajuste, que la “inclusión social” no rivaliza con la “Justicia social” proclamada por Duarte de Perón, que la experiencia histórica marca la necesidad de arribar a nuevas síntesis ideológicas, que incorporen diversas experiencias populares, muy valiosas por cierto, que no merecen por su densidad histórica ser arrojadas al tacho del “progresimio”, como escribe frecuentemente por su teléfono celular. ¿Lo serán también las Madres de Plaza de Mayo?
Licencia gremial
Según la biografía de Cristina escrita por Sandra Russo en su libro La Presidenta, la mandataria debe muchas de sus más profundas convicciones políticas a su madre, Ofelia Wilhelm, quien tuvo una destacada actividad sindical y jamás tomó licencia gremial durante su mandato de veinte años al frente del sindicato.
Empleada en la Dirección General de Rentas platense, la madre de Cristina llegó a ser la Secretaria General de la Asociación de Empleados de Renta e Inmobiliarias. “En la comisión directiva todos estaban de licencia, menos ella, que era la secretaria general. Un caso raro, ¿no? –recuerda la Presidenta-. Por eso ella estaba poco en casa. Ésa era una decisión que le costó su tiempo libre y mucho de su tiempo familiar. Porque trabajaba y a su horario de trabajo le sumaba su trabajo gremial, que siempre fue muy intenso”, transcribe Sandra Russo en la página 47 de su libro.
De su madre Cristina heredó la devoción por Evita y un concepto ético y profundamente clasista: los sindicalistas no deben tomar licencia gremial porque de ese modo se alejan de los trabajadores.
Agustín Tosco pensaba igual. Alguna vez el alto dirigente lucifuercista cordobés así narró cómo era un día en su vida: “Me levanto a las cinco y media y una hora después estoy fichando en la empresa, donde trabajo hasta la una y media”.
A la misma hora que Tosco salía de su empleo debiera abandonar su oficina la judicial Volcovinsky. Pero no. Las urgencias militantes de la Secretaria de Juventud del gremio de Piumato parecen ser mayores que las de aquel emblemático dirigente del clasismo argentino.
Sintonía fina, también en los gremios
Las cúpulas sindicales suelen abroquelarse corporativamente y asumir una férrea posición defensiva cuando se critican algunas de las conductas hacia el interior de los gremios practicadas por sus dirigentes.
Por cierto, muchos de los genuinos militantes gremiales que las formulan, generalmente de base, con pocas posibilidades de progresar en sus estructuras orgánicas, saben distinguir muy bien cuando esas críticas esconden posiciones antisindicales, profundamente reaccionarias y de derecha, porque son ellos las primeras víctimas del discurso antipolítico y antisolidario que se simula bajo esos cargos de forma dirigidos a las conducciones. 
Por supuesto, no es este el caso. La observación sobre Maia Volcovinsky, apenas un sencillo ejemplo para abordar el presente análisis, se propone otra objetivo: reclamar que la sintonía fina de la que habló Cristina al momento de trazar los lineamientos de su segundo mandato presidencial, el de la profundización del proyecto iniciado en 2003, abarque también a los gremios, democratice definitivamente su vida interna, y quite de encima viejos vicios y prácticas que ensombrecen la acción gremial. La necesidad, por cierto, excede la próxima conducción cegetista, ya sea la que será ungida en octubre, y la ya asumida en Ferro.
¿Quién cambió?  
Así se pregunta Julio Piumato al momento de sobreactuar sus diferencias con el gobierno que encabeza Cristina Fernández. La misma interrogación cabe para Maia Volcovinsky, quien el 28 de octubre de 2010 ingresó llorando a moco tendido a la capilla ardiente montada en la Casa Rosada , donde era velado el cuerpo de Néstor Kirchner, según puede apreciarse en el link que se adjunta a esta nota. A conveniente ojo de la cámara televisiva, la ahora híper crítica de la mandataria hace tan sólo dos años reclamaba de la viuda del ex presidente que “no aflojara”, que “el pueblo trabajador te apoya”. ¿Por quién han de llorar ahora esas lágrimas?
Youtube mediante, el sentido del pudor de algunos debiera correr severo riesgo de ponerse colorado. Algunas, ni siquiera eso. ¿O todavía sí?
Links:
Criticando a Cristina
Maia Volcovinsky en el salón Felipe Vallese de la CGT, criticando duramente a Cristina, junto a Moyano y los suyos, en el acto por el aniversario de la muerte de Eva Duarte, el pasado 26 de julio.
http://www.youtube.com/watch?v=HrfgLU84ivI
Llorando por Néstor, vivando a la Presidenta
La misma Maia Volcovinsky en la Casa Rosada, dos años atrás, durante el velatorio de Néstor Kirchner, cuando entró a la capilla ardiente y lloró para las mismas cámaras de televisión, pidiéndole a su viuda que no afloje, que resista, que continúe, que el pueblo trabajador la apoyaría.
http://www.youtube.com/watch?v=cJcEKYLw0Tk&feature=results_main&playnext=1&list=PLB443C9B10F233A23

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