Publicado el 22 de Abril de 2011
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Difícilmente exista en el país una voz más autorizada que la palabra colectiva de las Madres de Plaza de Mayo para hablar sobre censura. No ganaron nunca un Premio Nobel, pero su cuerpo sabe. Su nacimiento a la luz pública expresó justamente eso: un acto contra la censura del Terrorismo de Estado, en el momento más cruel de la historia argentina.
La creación del pañuelo blanco como seña para reconocerse entre la informe multitud, en el espacio público híper controlado por las botas y los fusiles militares, fue un hecho de resistencia cultural a la censura reconocido mundialmente. Y la lucha contra la censura en nuestro país, señor Vargas Llosa, costó vidas. Muchas.
Resulta un sinsentido, entonces, que más de un cuarto de siglo después, cuando el país atraviesa un formidable proceso de participación juvenil en política, de profundos debates sobre los alcances reales (y no formales) de la democracia, sobre los sustantivos de la ley y no sólo sobre sus adjetivaciones, venga un señor cuya única autoridad es haber ganado el más importante galardón en literatura, y se haga el pobrecito ante quienes osaron cuestionar, con honestidad intelectual, valentía y sin rodeos, no a usted, sino a sus posiciones políticas.
Hebe de Bonafini, después de años de censura, mala prensa, prohibiciones de ingreso a la misma Feria del Libro que ahora lo invitó a usted, tiene ahora un programa en un canal privado, CN23. Realmente un logro de nuestra democracia y su libertad de expresión. La Clementina se llama, y se emite semanalmente por el sistema de televisión paga. Sin embargo, y a pesar de disposiciones legales en vigencia, esa señal sigue sin ser ofrecida a los clientes de Cablevisión, empresa que, junto con Direct TV, concentra el 70% del mercado de abonados al cable.
Los clientes de Cablevisión siguen sin gozar de la libertad de ver a Hebe en su programa, o cambiar de canal si les disgustara la emisión. ¿No cree usted que eso es un acto de censura, señor Premio Nobel? ¿Será que cuando habló ayer sobre los “inquisidores modernos”, estaba refiriéndose a Héctor Magnetto, acaso? Lo sabremos cuando decida si firmar, o todo lo contrario, esa carta que le entregó ayer en mano la propia Hebe.
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