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Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires, Argentina Demetrio Iramain nació en Buenos Aires, en mayo de 1973. Es poeta y periodista. Tiene algunos libros de poemas publicados, otros permanecen inéditos, y algunos textos suyos integran tres antologías poéticas editadas en el país. Dirigió la revista Sueños Compartidos y actualmente, ¡Ni un paso atrás!, ambas de la Asoiación Madres de Plaza de Mayo. Es columnista de Tiempo Argentino y Diario Registrado. En radio, co conduce el programa Pra frente (P’frenchi), en la AM 530, La Voz de las Madres.

jueves, 21 de julio de 2011

¿Quién tiene miedo de perder el 31 de julio?

 
LA ÉPICA Y LA DERROTA


Publicado el 21 de Julio de 2011

El kirchnerismo siempre produjo sus mejores y más inolvidables hechos políticos estando en absoluta inferioridad. Esa es su épica: el contragolpe, la dificultad. Como las mejores expresiones del movimiento popular, sus orígenes están en los márgenes adonde lo confinan las clases dominantes. Y sus corporaciones.

En rigor, su nacimiento ocurrió en medio de una derrota electoral, cuando Néstor Kirchner se hizo con el gobierno tras el abandono de quien lo había vencido, aunque muy por pocos votos, en la primera vuelta. Paradójicamente, la alternativa política profundamente transformadora que ideó el santacruceño nació de una victoria que no fue.

Después de ocho años de mejoras sustanciales en todos los indicadores socio-económicos, de edificantes reescrituras de la Historia, de cambios culturales demorados durante décadas, de democratización de la institucionalidad y de sus expresiones simbólicas tan enquistadas en la vida de los argentinos, ¿a quién no lo desvela perder electoralmente la Capital en manos de la reacción conservadora? ¿Quién puede dormir tranquilo después de ver cómo el alcalde de derecha obtiene casi la mitad de los votos, tras una gestión desastrosa?

Como bien expresó el mismo Daniel Filmus, una fuerza política y social que gobierna el país con grandes posibilidades de ser revalidada en octubre próximo, no puede conformarse sólo con dar testimonio en el segundo distrito en importancia. Definitivamente, el Frente para la Victoria quiere ganar la Capital, y sumar de forma clara y decidida a la ciudad autónoma a la causa nacional. Pero no a cualquier precio.

¿Se imagina alguno a Juan Cabandié no hablando mal de sus apropiadores para tentar de ese modo el voto de quienes quieren archivar sin más trámite las causas por delitos cometidos por la dictadura? ¿O a Carlos Tomada haciendo la vista gorda con las empresas agrícolas que emplean mano de obra esclava? ¿Para sumar así el apoyo de quienes repiten como loritos el cuento aquel de la necesidad de “atraer inversiones”, y no reparan en la necesidad del fuerte control del Estado para impedir violaciones a los derechos más primarios de los trabajadores?

El arte imita a la naturaleza, decía Oscar Wilde. Y la poesía a la política, agrego yo. Hace muchos años, Juan Gelman se preguntó en un bellísimo poema, “¿quién ha visto a la paloma casándose con el gavilán/ al recelo con el cariño/ al explotado con el explotador?”. Yo no. Quizás sí creyó verlos el ecuatoriano Durán Barba o María Eugenia Vidal, que se desviven en elogios a Cristina Fernández, aún a sabiendas de que nada bueno, ni creíble, puede salir de esos gestos sobreactuados, de lesa hipocresía.  

Cuando Macri estuvo mal en las encuestas recurrió a los servicios de la xenofobia. ¿Acaso debiera Filmus transitar un camino, si bien no igual en intensidad, sí al menos similar? ¿Abdicar de alguna bandera nacional y popular? ¿Dejar en la puerta de un canal de televisión las convicciones que Néstor Kirchner llevó consigo a su despacho en la Casa Rosada? Imposible.
Nadie da por perdido el ballotage del 31 de julio así como nadie da por ganada la batalla del 23 de octubre.  El modelo nacional y popular se vota todos los días. Libra contiendas a diario. No hay otro modo de hacer nacer, crecer y desarrollar un proyecto liberador, reparador de injusticias históricas causadas por un bloque de clase muy acostumbrado y eficaz a la hora de aplicar su sistema de dominación.
Se recordará cuando el oficialismo perdió por escasísimo margen las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, el 28 de junio de 2009, y al tiempo que creció la derecha en ese distrito, también irrumpió, aunque sólo en Capital, Proyecto Sur. El candidato de Cobos, por su parte, arrasaba en Mendoza. Mariano Grondona y Hugo Biolcati se frotaban las manos con el golpe que nunca pudo ser.
Fue entonces cuando la presidenta Cristina Fernández hizo un análisis de coyuntura opuesto por el vértice al que esperaban que hiciera sus enemigos en las grandes corporaciones económicas. En vez de levantar la bandera blanca de la rendición incondicional, redobló la apuesta. Demostró haber tenido razón. Ni el más entusiasta kirchnerista creía posible la sanción de la nueva ley de medios. La presidenta avisó que se daría a la tarea de “construir consensos” para profundizar el camino ya transitado. Todos pensaron en Pino Solanas, menos el cineasta, que rechazó tajantemente la invitación, y hasta llegó a la desmesura que ni Elisa Carrió imaginó en sus más delirantes noches de insomnio: denunciar penalmente a la presidenta por el uso de reservas del Banco Central para cancelar compromisos de pago internacionales por parte del Estado argentino.
Así le fue a Proyecto Sur el domingo 10 de julio. Fue la historia, y su expresión más cabal que es la decisión soberana de los pueblos que la escriben y protagonizan, la que puso las cosas en su lugar. El gran derrotado es ese forzado relato que quiere reescribirse por izquierda, iluso y ajeno, mordaz e inoperante, sobre el modelo nacional y popular, para entregarlo sin épica alguna, viciado de toda legitimidad, a la derecha cruda y dura, brutal y mentirosa, ella sí que amoral, sin ética posible, pero acostumbrada.
No hay otra: la oposición a un modelo nacional, popular e inclusivo no es un modelo nacional, popular e inclusivo mejorado, sino uno completamente distinto, elitista y excluyente. Lucha de clases, que se dice. Pueblo contra acopiadores de riqueza. ¿Alguno cree que dejarán graciosamente que el modelo que recorta sus privilegios de casta se profundice? ¿Que esperarán pacientemente a octubre? 

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