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Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires, Argentina Demetrio Iramain nació en Buenos Aires, en mayo de 1973. Es poeta y periodista. Tiene algunos libros de poemas publicados, otros permanecen inéditos, y algunos textos suyos integran tres antologías poéticas editadas en el país. Dirigió la revista Sueños Compartidos y actualmente, ¡Ni un paso atrás!, ambas de la Asoiación Madres de Plaza de Mayo. Es columnista de Tiempo Argentino y Diario Registrado. En radio, co conduce el programa Pra frente (P’frenchi), en la AM 530, La Voz de las Madres.

jueves, 10 de enero de 2013

OPINIÓN

La política de derechos humanos no se mancha

Ser hijo o hermano de desaparecidos no da derechos políticos extra. Si eso ocurriera se trataría de un privilegio. Y los desaparecidos cayeron en la lucha por otra sociedad infinitamente mejor, más igualitaria y justa, profundamente libre, sin privilegios de clase, de sangre o de cualquier otra especie, tan característicos del capitalismo.


Paco Urondo, Rodolfo Walsh, Roberto Santoro y tantos y tantas otras, no presentaron un certificado de intelectuales ni dijeron "yo soy escritor" o "yo soy médico", para ser relevados por sobre sus compañeros de riesgos de vida y compromisos de lucha asumidos colectivamente, con total humildad y plena conciencia.

¿Acaso hay que darle la razón a Eva Donda, hermana de Victoria, que piensa igual que Cecilia Pando, cree en la existencia de dos demonios iguales aunque de distinto bando, y hasta dio un discurso en la Plaza San Martín en reclamo del juzgamiento de los integrantes de ERP y Montoneros? De ninguna manera.


Que el cortesano Carlos Fayt haya firmado una solicitada por los desaparecidos en 1978 no lo excusa ante quienes lo señalan por haber fallado dos veces a favor de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida, la última cuando Néstor Kirchner era ya presidente y la Corte Suprema tenía su actual composición. Menem estuvo preso durante la dictadura y eso no lo exime de su responsabilidad política en el perdón y olvido en que vivieron los genocidas durante su gobierno.


Las luchas políticas se libran con política. La historia la escriben los pueblos todos los días, con el cuerpo y la palabra, y no con el currículum de ex protagonistas devenidos en cualquier otra cosa totalmente distinta y ajena a lo que supieron ser alguna vez.


El kirchnerismo supo sobrepasar los márgenes autoimpuestos por los fundamentalistas de la imposibilidad. Néstor primero y Cristina después obraron con firmeza ante poderosos enemigos, no durante los años en que ocuparon cargos de menor importancia institucional, sino al arribar a la investidura más significativa de la democracia. No es "relato", es un lugar ganado en la historia grande de este país.


Si Clarín tiene objeciones que formular a la política oficial en materia de Derechos Humanos debería intentar contrarrestarla con argumentos políticos. Así funciona la democracia. Si Magnetto no supiera o no pudiera expresar racionalmente sus pensamientos e intenciones, debería exigírsele, cuanto menos, que sincere los intereses que lo mueven a actuar del modo que lo hace.


Pero no. Eso sería pedirle demasiado a un consorcio empresarial lo suficientemente grande y poderoso como para andar fijándose en pequeñeces. Cualquier protagonista político o institucional con cierto peso en el escenario actual que se meta con Clarín se come, cuanto menos, una operación de prensa. La mafia se lleva mejor con intrincadas astucias y bajezas morales de cuarta categoría antes que con el llano debate de ideas.


Ninguna operación mediática, ningún oportunismo opositor, ningún familiar sanguíneo que priorice su vínculo parental por sobre el compromiso de lucha de los desaparecidos, podrán manchar a un gobierno que hizo del fin de la impunidad, de la reivindicación de los desaparecidos, y de la continuidad por otros medios de sus luchas, una firme y sostenida política de Estado. Lo que el kirchnerismo hizo respecto de lo que pasó en la Argentina durante el Terrorismo de Estado, lo distingue en el mundo entero y le da identidad política, sustrato ideológico y sentido histórico.

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